El mundo necesita urgentemente una respuesta justa y compasiva al COVID-19 y al cambio climático. Las personas de fe están liderando el camino.

Queremos que nuestras vidas reflejen nuestro cuidado por la Tierra, y sabemos que reducir nuestra huella de carbono es un desafío espiritual.

Es hora de que las finanzas personales, instituciones y organizaciones basadas en la fe, sean congruentes con la responsabilidad de un futuro sostenible.